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Sociedad

Sexo por dinero: una realidad en el siglo XXI

En la actualidad es cada vez más común que se encuentren personas que están dispuestas a ofrecer sexo por dinero, motivo por el cual se plantea con más insistencia el hecho que se trata de una realidad en el siglo XXI como bien sabe mileroticos. Es importante enfatizar esto porque bien es sabido que la prostitución es una actividad económica que se ha ejecutado durante muy buena parte de la historia de la humanidad, razón por la cual, quizá lo que se presenta en los tiempos contemporáneos es una apuesta ante la luz pública de la existencia de este tipo de empleo. Nadie puede negar desconozca esta realidad, tan visible como el ejemplo de canarias69, así que se deben buscar maneras de gestionar mejor.

Pagar por sexo

Antes que nada, es clave recordar que en la prostitución es una actividad económica en la que una persona intercambiar servicios de carácter sexual por dinero o un bien. Asimismo, puede ser ejercida por todo tipo de orientaciones sexuales y en la mayor parte de los casos implica una relación fugaz con un número considerable de personas, las cuales se denominan como clientes.

El punto clave del caso, es que al tratarse de un negocio, pronto las mafias se cuenta de ello y han estado explotando esta posibilidad de obtener dinero al máximo, llegando al punto de esclavizar a personas en un sentido sexual, en otras palabras, obligando a que cumplan con esta clase de tareas pese a que no tienen interés en ello.

Las mafias y la industria sexual

Son cada vez más los reportajes en los que se relata o hablar de alguna manera de distintas personas, particularmente mujeres, que se han visto involucradas con el sector de la prostitución, sin que en verdad estén dispuestas a ello, sino que se han visto obligadas a hacerlo. En otras palabras, se las denomina como esclavas sexuales. Lo grave del caso es que las mafias son evidentes y aun así siguen operando, principalmente en aquellas zonas en las que no hay un respaldo estatal por aquellas personas que se encuentran en una condición de vulnerabilidad para recaer en esta clase de experiencias con situaciones.

Por supuesto, también hay casos en los que como consecuencia de las representaciones sociales, se tiende a pensar que todas las personas involucradas no pueden estar ejerciendo por un gusto o interés en la actividad, cuando en realidad están siendo forzadas a ello, como nos cuentan desde emasex. En conclusión, se trata de un tipo de situación difícil de controlar, manejar o administrar, tanto porque no se visibiliza de una manera evidente, como porque al tratarse de un negocio, las personas que se involucran en ello pueden ser muy peligrosas y generan miedo para quien pretende denunciar.